lunes, 10 de diciembre de 2007

CUGUA PALMERA



CIGUA PALMERA

(Dulus dominicus)

Mucha gente se pregunta por que un ave tan poco fotogénica como la Cigua Palmera, que ni canta como el ruiseñor ni tiene los colores del Barrancoli, ni es tan carismática como la cotorra, fue declarada Ave nacional de la Republica Dominicana.

La razón hay que buscarla en la singula­ridad taxonómica de esta extraordinaria criatura.

La Cigua Palmera (Dulus dominicus, la llaman los científicos) pertenece a un exclusivo grupo de aves conocidas como Familias Monoespecificas, que son aquellas familias representadas par una sola especie. Es decir, que nuestra ave nacio­nal es tan rara que fue necesario crear una familia para ella sola. En el mundo existen menos de diez familias de este tipo, y la familia Dulidae, que es a la cual pertenece la Cigua Palmera, es la única familia monoespecifica endémica del Caribe Insular. Sin embargo, la clasificación de la cigua palmera ha sido objeto de controversias. Bond. (1979) ha sugerido que esta especie esta estrecha­mente relacionada con la familia Ploceidae, pero distante de las familias Bombycillidae y Ptilogonatidae. No obstante, Dod (1978) reporta que estu­dios en los cuales se compararon mues­tras de sangre de cigua palmera con las de madame saga (Ploceus cucullatus), no arrojaron ninguna evidencia que con­firmara la proximidad entre ambas familias (Dulidae y Ploceidae). Sibley (1988), guiándose por el método de hibridación ADN-ADN, situa a la cigua palmera en la familia Bombycillidae. Mir y Gottschalk (1987), también encontraron similitud entre esta especie y miembros de la familia Bombycillidae en términos de estructura citogenetica.

. Resulta un enigma para los omitologos como un ave tan singular solo exista en una de las numerosas islas del archipiélago antillano. Los estudios de genética molecular que apuntan a un posible parentesco entre la familia Dulidae y la familia Bombycillidae, una familia cuyos representantes viven todos en Norte América y en el norte de Europa, no hacen más que profundizar el miste­rio.

La palabra Dulidae procede de una raíz griega que significa esclavo, en alusión, según algunos autores, a 10 mucho que trabajan los miembros de cada colonia en la reparación permanente de su enor­me nido comunal. Al igual que los dominicanos, las ciguas palmeras son laboriosas y gregarias. Se trata, en efec­to, de un ave sumamente social cuyos miembros participan activamente en todas las actividades de la colonia: reparación y limpieza del nido, alimentación de 1os pichones, vigilancia y defensa del área de reproducción.

El nombre comun de esta especie, tanto en español (Cigua Palmera) como en Ingles (PalmChat) 0 enfrances (Oiseau Palmiste, Esclave Palmiste), alude al hecho de que estas aves hacen sus nidos, preferentemente, en el cogollo de las Palmas Reales (Roystonea hispanio­lana), una planta endémica de nuestra isla.

La dieta de las Ciguas Palmeras es variada y, como ocurre con nuestra gente, todo parece aprovecharles: Se alimentan de frutas, pétalos, insectos y complementan su dieta con lagartos, especialmente durante la época de cría. Debido a la gran variedad de frutas de plantas silvestres que comen (y muchas de plantas extranjeras) cuyas semillas luego dispersan por todas partes, nues­tra ave nacional es uno de los agentes reforestadores mas efectivo de la isla. Ponen de tres a cuatro huevos blancos con manchitas oscuras.

Profesor de la UASD y Sub-Director del Parque Zool6gico Nacional,

Las ciguas palmeras poseen una gran variedad de sonidos que usan, mayor­mente, para anunciar a la colonia la pre­sencia de un depredador. Cuando la amenaza esta a la vista, pero el peligro no es inminente, emiten una serie de sil­bidos entrecortados; cuando el peligro es mas cercano, el llamado es casi un chirrido. Cuando se sienten atrapadas emiten una serie de sonidos estridentes que al oírlos acuden todos los miembros de la colonia. Lamentablemente, los cazadores aprovechan este compor­tamiento para diezmar toda una colonia: hieren una y la hacen gritar para atraer a las otras, 1o que les permite matar fácilmente a toda la bandada. Al volar las ciguas mueven con frecuencia la cabeza a izquierda y derecha. Otra conducta muy frecuente en esta especie es la sacudida de las plumas.

Cigua Palmera, (Dulus dominicus), Ave Nacional

La cigua Palmera no esta en "peligro de extinción", como cree la mayoría de los profesores de nuestro país, sino que es más bien abundante en toda su área de distribución, la cual incluye casi todo tipo de hábitat, exceptuando las montañas saltas, ya que es tan resistente y adaptable coma sus compatriotas domi­nicanos. La gran protección que le ofre­cen sus nidos contra los depredadores, su capacidad de adaptación a ecosiste­mas alterados coma los ambientes urba­nos, la enorme variedad de alimentos que ingieren (flores, frutas, insectos, lagartos...) y su adaptabilidad al selec­cionar los sitios de anidamiento, pueden ser los factores responsables de este éxito. Esto no significa, sin embargo, que sea invulnerable, sobre todo si tomamos en cuenta que su distribución geográfica se limita a la isla Hispaniola.

Aunque la cigua palmera es un ave muy común en la Hispaniola, se conoce muy poco sobre su biología (Collias & Collias, 1984). La mayoría de los datos que se presentan a continuación proce­den de observaciones hechas en cautive­rio, en un aviario de 8 metros de largo, por 6 metros de ancho y 3 metros de altura, durante un periodo aproximado de tres anos. Investigaciones con pobla­ciones silvestres serán necesarias para verificar algunos de los datos que se reportan en este trabajo. No hay que olvidar, sin embargo, que muchas de las conductas aquí descritas corresponden a patrones de comportamiento genética-mente determinados, los cuales no son significativamente afectados por las condiciones que impone el cautiverio.

El grupo de individuos estudiados se formo a partir de siete polluelos emplu­mados, donados por el Departamento de Vida Silvestre, los cuales fueron termi­nados de criar a mano. Se les colocaron anillos de colores para facilitar la identificación. El sexo de cada ave se deter­mino observando la conducta copulato­ria.

Bond (1980) considera a esta especie totalmente vegetariana. Sin embargo, Siri (1985) reporta que la cigua palmera también incluye insectos en su dieta. En varias ocasiones he observado indivi­duos en estado salvaje capturando insectos a la manera de los petigres (Tyrannus dominicensis). Esta conducta ha sido también observada en la especie Bombycilla cedrorum ( Bull & Farrand, 1983), un miembro de la familia Bombycillidae, que coma mencione anteriormente, es la que parece estar relacionada con la familia Dulidae.

Los sujetos observados en cautiverio atrapaban y comían lagartos (Anolis sp), pero únicamente cuando tenían polluelos que alimentar. La dieta básica en cautiverio estaba constituida por fru­tas y una mezcla hecha a base de yemas de huevo, queso descremado, pan inte­gral y zanahoria rayada.

Conducta copulatoria Durante el cortejo pre-copulatorio, el macho percha hallado de la hembra, adopta una posición casi completamente vertical y trata de montarla. La hembra entonces emite conductas mendicantes similares a las que emiten los polluelos cuando sus padres los alimentan: mueve las alas, abre el pico y finalmente adop­ta la postura copulatriz. El macho la ali­menta y luego la monta. En ocasiones el macho la monta sin alimentarla.

Nidificación

La cigua palmera anida preferentemente en la copa de la palma real (Roystonea hispaniolana), una palmera endémica de la Hispaniola. De 173 nidos estudia­dos, 158 nidos (91.33%) estaban situa­dos en palmas reales, 11 nidos (6.36%) en palmas cocoteras (Cocos nucifera), 3 nidos (1.73%) en palmas canas (Sabal domingensis), y 1 nido (0.58%) en palma corozo (Cocothrinax argentea). Estas dos últimas son también palmeras nativas de la Hispaniola. En regiones donde escasean las palmeras se obser­van nidos construidos en otras varieda­des de árboles: Pino australiano (Casuarina equisetifolia), Siete Piso (Araucaria heterophylla), Palma de Manila (Veitchia merrillii), Anacagiiita (Sterculia apetala), Melina arborea, Acacia amarilla (Senna siamea), Amapola (Spathodea campanulata) e incluso se han encontrado nidos cons­truidos en el extremo superior de postes del tendido eléctrico, en esculturas y en la estructura de anuncios comerciales. Al parecer esta especie escoge coma lugar de anidamiento palmeras cuyas frondas no están en contacto con las ramas de otros árboles. De 722 palme­ras observadas 173 (24%) tenían nidos. Solamente una de las 173 palmeras con nidos tenía su fronda en contacto con ramas de otro árbol, y era evidente que el otro árbol había crecido después de la construcción del nido.

El nido de la cigua palmera es una estructura compleja hecha de ramas secas, con compartimentos independien­tes en cada uno de los cuales anida una pareja. Un corredor interior comunica los diferentes compartimentos entre si y con el exterior (Wetrnore & Swales, 1931). Las ciguas cortan con el pico las ramitas secas con que construyen sus nidos. Cuando una rama es muy resis­tente coma para ser cortada mientras el animal esta perchado, el ave se descuel­ga de la ramita al tiempo que bate sus alas, haciéndole presión con su peso hasta que logra su objetivo. El hecho de que el nido de la cigua palmera sea una estructura cerrada formada por ramitas bastante fuertes, podría constituir una protección contra depredadores aéreos tales como halcones y lechuzas.

De las 549 palmeras sin nidos 478 (87.0%) tenían sus frondas en contacto con ramas de otros árboles. Nidos origi­nalmente construidos en palmas aisla­das, alrededor de los cuales crecieron posteriormente otros árboles, fueron finalmente abandonados por las ciguas. Por el contrario, aquellas palmeras cuyas frondas estaban en contacto con ramas de otros árboles, fueron ocupadas por dichas aves una vez dichos árboles fueron eliminados. Este tipo de compor­tamiento selectivo podría constituir un mecanismo de protección contra depre­dadores terrestres tales como las ratas, las culebras y el hombre, particularmen­te estos dos últimos, ya que las ratas fueron introducidas en la Isla después de la llegada de los europeos.

Los sujetos en cautiverio construyeron un nido muy similar al que construye esta especie en estado salvaje. El nido fue construido en la parte superior de un tuba de PVC de 15 cm. de diámetro que servia de soporte central al aviario. Para simular la copa de una palmera, seis ramas de palma real fueron atadas desde el techo del aviario hasta el tubo central, con el cual formaban un Angulo de 45 grados. Cada rama tenia 70 cm. de. Largo y 5cm de ancho. Todos los miembros de la colonia participaron en la construcción del nido. La conducta de construcción de nidos aparece en los juveniles aproximadamente a los tres meses de edad. No fue posible determi­nar el tiempo de incubación, pues por ser el nido una estructura cerrada, su inspección periódica podría destruir parcial­mente el nido, corriéndose el riesgo de que los adultos abandonaran los huevos.

Desarrollo de los polluelos

El peso de los polluelos recién nacidos es aproximadamente de 3 gramos. Durante el primer DIA de nacidos no emiten ningún sonido vocal y, como corresponde a las aves típicamente altriciales (Pettingill, 1985), nacencon el cuerpo completamen­te desnudo. El primer individuo nacido en cautiverio dejo el nido alrededor de los 30 días de nacido y comenzó a corner sin la ayuda de sus padres cuando tenía 48 días. Este lento desarrollo, comparado con el de otros Paseriformes (Nice, 1943) que abandonan el nido antes de dos semanas, parece ser típico de aves como las cotorras y las lechuzas cuyos nidos son estructuras cerradas muy protegidas (Collias & Collias, 1984), 1o que permite que los pichones permanezcan mucho tiempo en el nido sin ningún riesgo. La hembra de la primera pareja que crió tenía alrededor de 10 meses de edad cuando nacieron los polluelos. Al parecer, como sucede en la mayoría de los Paseriformes (Pettingill, 1985), esta espe­cie alcanza la madurez sexual antes de cumplir el ano. Los adultos remueven los cascarones del nido después de la eclosión, pero no fue posible determinar si ambos padres participan en esa actividad. Los cascarones removidos aparecieron siempre exactamente debajo del nido.

Este comportamiento difiere del de la mayoría de las aves nidicolas, las cuales los dejan caer a una distancia apreciable del nido, probablemente como una forma de evitar que los enemigos naturales loca­licen las crías (Pettingill, 1985). En el caso de la cigua palmera esta precaución tal vez no sea necesaria, ya que su nido esta situado, la mayoría de las veces, en una palmera tan alta y con una superficie tan resbaladiza (especialmente en las pro­ximidades del cogollo) que hace muy difícil el ascenso a la mayoría de los depredadores terrestres.

Los polluelos nacen con el cuerpo com­pletamente desnudo; tanto el macho como la hembra participan en la alimentación de los pichones y en la limpieza del nido, conducta solidaria que deberían imitar los hombres dominicanos. La limpieza del nido es facilitada por el hecho de que los polluelos expulsan los excrementos envueltos en una membrana (sacos fecales). Los polluelos abandona­ron el nido a los 30 días, pero mantuvie­ron los vínculos con sus padres durante todo el tiempo del estudio, al igual que ocurre en la estructura familiar dominica­na; es decir, duermen, perchan y comen juntos, sin que se observen conductas agresivas en los adultos. La conducta de construir nido aparece en los polluelos a los tres meses de edad.

Aunque por la razón ya expuesta (estruc­tura cerrada del nido) no fue posible observar la fase de alimentación durante la primera semana, infiero que Se produjo por regurgitación, ya que los, padres nunca iban al nido con alimento en el pico, sino que 10 ingerían antes de ir a alimentar a los polluelos. Cuando ya estos estaban emplumados, la alimentación era directa y en ocasiones los padres partían las porciones muy grandes de ali­mento para facilitar su ingestión. Al igual que ocurre en otras especies nidicolas (Pettingill, 1985), la defecación se produ­ce inmediatamente después de la alimentación. En dos ocasiones observe a uno de los machos sacando en el pico los sacos fecales del nido.

La época de cría comenzó siempre en febrero durante los tres años de estudio, y se extendió hasta septiembre. Cada pareja tuvo entre dos y tres nidadas por ano. Durante este periodo fueron observadas 14 nidadas, siete de las cuales eclosiona­ron. Doce nidadas tenían tres huevos cada una, una de las restantes tenia cuatro y el otro solo uno. Los huevos de la primera nidada eclosionaron en junio de 1983. Una nueva eclosión se produjo en agosto de ese ano, y tres más en febrero, mayo y julio de 1984. Las últimas dos eclosiones se produjeron en mayo y septiembre de 1985.

Es necesario estudiar mas a fondo la interacción de esta especie con su ambiente, de manera que pueda imple­mentarse un adecuado manejo de la misma. A partir de algunos de los datos que se presentan en este articulo se pue­den hacer algunas recomendaciones espe­cificas. Por ejemplo, el hecho de que esta especie seleccione como lugares de anidamiento árboles cuyas frondas no toquen las ramas de ningún otro árbol podría tomarse en cuenta al plantar palmeras con fines agrícolas. Cuando se quiera evitar que estas aves aniden en las palmeras, solo habría que plantarlas de tal manera que sus frondas queden en con­tacto con las ramas de otras especies de árboles En caso contrario, cuando el propósito sea plantar palmeras para que sir­van de lugar de anidamiento alas ciguas palmeras, habría que plantarlas en tal forma que las frondas de las palmeras no toquen las ramas de ningún otro árbol. Esta prevención resultaría provechosa, ya

, que los campesinos dominicanos han usado tradicionalmente las frutas de la palma real como alimento de cerdos, y se ha mencionado a la cigua palmera como posible fuente de infección de dichas fruta. De esta forma se podría evitar un conflicto entre la producción agrícola y la preservación del más singular represen­tante de la avifauna endémica de Las Antillas.

Agradecimientos

Mi más calido y profundo agradec­imiento a Annabelle Dod, quien fue

Pionera de la investigación y la conservación ornitológicas en la Republica Dominicana, y con quien nuestro país tiene una deuda insal­dable.

Agradezco también al Dr. Russell Greenberg del National Zoological Park de Washington sus invaluables recomendaciones: Finalmente, un agradecimiento póstumo al Dr. James Bond, de la.

: Academia de Ciencias de

Philadelphia, quien tuvo la gentileza. De comentar los datos de este tra­bajo.